Diario de un píxel
El blog personal de @pixelillo

El Community manager nace a la par que se hace

El Community Manager, ¿Nace o se hace? Es una pregunta que está en la boca de muchos de los que “vivimos” en internet. Ser CM está de moda, entre otras cosas porque puede resultar un trabajo muy interesante para muchos de los amantes de las redes sociales. Es un trabajo que acaba de salir de la nada, que no tiene una titulación concreta y por ello son muchas las personas que se han lanzado a la aventura de ser CM. Periodistas, titulados en Marketing o gente con conocimientos medios o altos de redes sociales suelen ser el perfil habitual del CM. Os vuelvo a hacer la pregunta: ¿Creéis que el CM nace o se hace?

Os daré la respuesta: Mitad y mitad. Un responsable de estos temas debe tener cierta base.  Como suelo decir, un buen Community Manager ha de tener mucho de relaciones públicas de pub o discoteca. Debe saber conquistar a la clientela, saber cómo tiene que actuar con todos los perfiles posibles. Por mucho que la persona entienda de redes, si ésta no es cordial, no sabe sacar su mejor sonrisa o tiene momentos de tensión no servirá para dicho trabajo. Será un buen experto en Social Media, pero no un CM. Por eso, no sólo de teoría vive el CM. Pero ojo, que también se puede dar la vuelta a las tornas y ser una persona que camela a los demás pero no tiene ni zorra de lo que es hacer un informe o gestionar, por  ejemplo, un tipo de perfil profesional en Twitter. Vamos, que no podemos reconvertir cualquier RRPP de calle en un CM. Por lo tanto, en cierta forma un CM se hace, al menos hasta cierto punto.

Community Manager

¿Y cómo se hace? Mediante cursos impartidos por supuestos expertos en el tema. Cada día hay más cursos de CM, cada cual con un precio y una duración diferente. Están los gratuitos en el que aprendes a crear una cuenta de Twitter y poco más, o los de e-learning en los que aprendes cualquier cosa menos lo que buscabas. Luego están los presénciales, y aquí pueden pedirte lo que ellos quieran. Contratan a un carro de ponentes de cierto prestigio, te venden su moto y hale, eres un CM. Bueno, no lo eres, pero tienes un curso que te avala como tal.

Esta semana me asusté al ver que me pedían 750 euros por hacer un curso de Community. Entiendo que hay que pagar a los profesores, las aulas donde se imparta el curso y los materiales pero, ¿Tanto puede costar un curso de 5 o 6 sesiones? NO me dan ningún tipo de titulación oficial, ni me confirman el éxito. El negocio está claro, hay que aprovechar el vacío que hay en la educación. En la actualidad no hay ningún tipo de estudio para ser CM, por lo que los entes privados pueden aprovecharse para impartir masteres o cursos sobre ello. Y según cuentan por Twitter, esos 750 euros pueden resultar baratos comparados con los 3000 que han llegado a pedir en algún caso.

Siendo realistas, estos cursos son orientadores, pero no muy instructivos. Puede que te resuelvan alguna duda, pero sin rumbo establecido, sin ningún tipo de plan de estudios estandarizado puede salir cualquier cosa.  Puede que te ayuden a empatizar con el cliente en las redes sociales, pero después puede que no te hayan explicado que tus responsables o superiores necesitan estudios y/o análisis del trabajo realizado, y puede que no sepas ni qué son. Francamente, el sector de los Community manager es nuevo, por lo que no es plan de crear una carrera o ciclo formativo para crear a los CM’s del mañana. Espera, ¿Por qué no? Prefiero gente cualificada y preparada por gente con conocimientos reales antes que estafada por cualquier vende humos de la red. Por eso soy reacio a esas formaciones a precio de caviar. Y ojo, lo que dije antes, se nace empático, social y educado, así que ya tienes “aprobado el práctico de CM”.

Por cierto, este post es gratis :P

3 comentarios

  1. En primer lugar, diré que el puesto de CM es algo que ha salido de nuestras ganas de ponerle nombre a todo, y si es en inglés suena más importante. Gestores de la imagen de una marca ha habido siempre, igual que relaciones públicas y expertos en marketing, ¿por qué ponerle nombre a un simple cómputo de estos tres aspectos?.

    Sobre que el CM se hace estoy de acuerdo pero con reticencias. Cursos, sí, ¿pero quién decide el temario de esos cursos y qué técnicas tienen éxito o no? Estamos hablando de algo nuevo, algo que como dices surgió de la nada, ¿cómo podemos tener “expertos” que nos digan qué hacer y qué no hacer?

    Como persona(je) que ha trabajado durante casi dos años de CM [sí, me estoy echando piedras sobre mi propio tejado], diré que todo lo que he aprendido es por experiencia propia, saber qué hacer y decir y qué callarme, y sobre todo intentando siempre ser lo más cordial posible. Ya está, os he dado el secreto de los CM, ser majos. ¿Veis como no era tan difícil?

    No echéis cuenta a los cursos, sed vosotros mismos, ver qué os interesa promocionar de vuestra empresa y sed creativos, no necesitáis más consejos.

  2. Efectivamente, es así, y creo que hay mucho más detrás que nadie cuenta. Y ahora puedo hablar con conocimiento de causa, porque aunque yo diga que soy buzzeadora, porque me gusta la idea de generar ruido, desde hace meses yo soy community manager para que me pueda entender todo el mundo.
    Está muy bien que te enseñen a manejar herramientas de monitorización, que te den casos de éxito/fracaso para que sepas distinguir que está bien y que está mal, consejos… pero el CM tiene un componente muy alto de relaciones públicas (que no de comercial, ojo) que eso viene con la personas de serie: paciencia, cuidado de las personas, empatía… A todo eso, se le debería sumar un cierto bagaje cultural y saber escribir, porque creo que un CM puede hacer mucho más que fidelizar usuarios y ha de aportar contenido para que esos usuarios crean que eres interesante y que merece la pena seguirte: escribiendo, buscando noticias, conversando… Y si no haces esto haces humo y punto.
    Ni valemos todos los que estamos en redes ni creo que valgan todos los que salgan de los cursos-estampita, pero mientras tanto muchos hacen negocio de la desesperación ajena por no encontrar trabajo.

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