El domingo fue el clásico día poco productivo. No hice nada salvo recoger un poco la casa, barrer el salón, fregar un poco esto y aquello y poner una lavadora. Casi con la puesta del sol, serían como las 8 de la tarde, cogí la ropa ya limpia y la tendí en la calle. El tendedero está en un patio interior del tamaño de una manzana entera. En medio hay un pequeño huerto con sus árboles, un rincón casi rural gracias también al canto de los pájaros. De hecho, la historia de hoy arranca con el canto de uno.
Los vencejos no hacen el canto más bello de la familia de las aves, pero su presencia en mi patio indica la llegada de mi estación favorita, el verano. Hay pocas cosas que estén tan presentes en los veranos de mi vida como esas aves. Crecí jugando en la terraza de mi casa, y ese sonido me acompañó durante muchas tardes de ocio al sol. Como os he dicho, me encanta el verano. Buena parte de los mejores recuerdos de mi vida se han forjado durante estos meses. No sé por qué, pero el sol me da alegrías.
Después de tender el barreño de ropa lavada, perdí la mirada en el infinito y me puse a navegar por viejos recuerdos veraniegos. Lo primero que vino a la mente fueron todos esos cuadernos de Vacaciones Santillana a medio acabar. Después llegó el turno de las tardes de junio durante mi etapa escolar primaria. Tardes jugando al fútbol en una pequeña plaza a dos o tres manzanas de casa. Pelear por dos bancos lejos de la mirada protectora de nuestras madres. Sólo necesitábamos un balón y apenas cinco duros (25 pesetas) para ser felices durante horas.
También me acordé de todas aquellas mañanas en casa, una vez finalizado el curso, delante de la televisión. Auténticas maratones televisivas de series infantiles y juveniles. Desayunabas, te lavabas y te sentabas delante de la caja tonta hasta la hora de la comida. También hubo sitio para las tardes encerrado en un autobús sin aire acondicionado que nos acercaba a las piscinas municipales. Chapuzones nunca antes de las dos horas obligatorias del reposo por la digestión.
¿Qué me traerá este verano? ¿Cómo serán los próximos 10? francamente, no lo sé. Sólo espero vivirlos y, especialmente, disfrutarlos. De momento me complace saber que ya ha arrancado, aunque no de forma oficial, mi estación favorita del año.