Quién me iba a decir que a estas alturas, mi blog recobraría la vida. Hace unos meses lo daba casi por muerto. Sin embargo, un cambio estético de me ayudo a tener un clic mental y decidí volver a retomar la actividad. Tampoco es que me haya vuelto loco a escribir, pero en este último mes he escrito más palabras en este blog que en todo el pasado otoño. Sinceramente, me he vuelto a enamorar de la escritura.
Entiéndanme cuando digo escritura, me refiero a la redacción de pequeñas historietas u opiniones, más o menos serias, en este medio. No quiero equipararme a ningún profesional de la palabra, ya sea periodista o escritor.Sencillamente, he vuelto a descubrir el placer que da sentarse delante del teclado y teclear durante un rato, expresando mi opinión o desarrollando historias por placer. Lo que hace unos meses me resultaba tedioso, hoy es una especie de pequeña píldora de descanso.
Cuando casi todos los blogs personales han desaparecido, voy yo y vivo una segunda juventud bloguera. Desde siempre, lo mío ha sido ir a contracorriente, como los creativos, los genios o los gilipollas. El caso es que me apetece hablar en mi blog. Escribir sobre lo que sea, dejarme las yemas de los dedos y quedarme vacío por dentro, traspasando mis ideas a esta especie de bitácora que, después de casi 12 años, puedo decir que es una pequeña autobiografía.
Crucemos los dedos para que esto siga así.