Odio los domingos. Especialmente si son fríos y solitarios. Lo peor que te puede pasar un día así es ponerte sentimental, especialmente si te viene a la cabeza algún recuerdo. No sé a cuento de qué, pero he mirado al calendario y he pensado “¿Qué ocurrió un 20 de enero como éste?” Y me han llegado dos palabras: Las Vegas.
Tal día como hoy en 2011 a las… seis o siete de la tarde, hora local, llegaba a Las Vegas. Unas horas antes habíamos visitado el Gran Cañón, y un par de días antes cumplía el sueño de ver en directo un partido de la NBA. Unos momentos mágicos que hoy en día se ven demasiado lejos. Bueno, quizás hoy se vean más lejos de lo habitual.
Puede que sea mi día tristón, pero hoy necesito un viaje de esos. Más que nunca. No disfruté en mi estancia en Las Vegas, por lo que siento tener una espinita clavada. ¿Sabéis lo cabrón que es ver Resacón en Las Vegas y pensar que no lo supiste aprovechar? No intentéis haceros a la idea, es imposible. Pero bueno, tuvo sus puntazos.
Un pensamiento tristón para un finde grís. Hacía tiempo que no me sinceraba en el blog. Ya tocaba.