Pese a que yo esté de vacaciones, este blog no para. He pedido que varios amigos escriban cada día un post en él. Hoy es el turno de @Maria_Lc.
La crisis, esa vieja amiga que nos acompaña día a día en nuestro camino hacia ninguna parte, se ha convertido en la excusa perfecta para justificar, de alguna manera, la ineptitud de la clase política de nuestro país. Porque, hablando en confianza, es más fácil quejarse y dar codazos al de al lado que hacer algo (a tiempo) para atajar el problema, ¿o no?
Se dice que la crisis es económica, pero en realidad es algo mucho más serio, si piensas, claro, desde el punto de vista social y no en un fajo de billetes morados mientras se te hace el culo Pepsi-Cola. Yo hablo de la crisis de la educación, de la moral, del empleo; la crisis medioambiental, alimentaria, del Derecho; pero sobre todo la crisis de la democracia y la indefensión de ciudadanos como tú y como yo frente a un sistema corrupto y lleno de grietas.
El valor del individuo es nulo, ahora lo único que importa es la lucha por el poder y la búsqueda del protagonismo egocéntrico de los que son o aspiran a ser nuestros líderes. Porque los políticos tienen una faceta encantadora (la de la campaña electoral) y otra abominable (la de “ya estoy instalao en La Moncloa, olé mis huevos, ahora hago lo que me plazca”). Ellos y ellas son, digamos, como la típica novia zorra que te agasaja con falsas promesas y dádivas para tu autoestima y al final te deja en la estacada y tú te quedas ahí con cara de gilipollas mientras ella va alegremente por la vida, tralalá, tralalá.
Llegados a este punto de reflexión creo pertinente decir que la crisis no es sólo una catapulta de dimes y diretes, también ha sido el detonante del surgimiento de nuevas tribus urbanas como la Maruja 2.0 (velocirraptor en época de rebajas, Braveheart de los precios el resto del año), el indignado (el perroflauta, si eres asiduo de Intereconomía) y el cobre-stealer (la descripción sobra…). Fascinante, lo sé.
Una vez me dijeron, “el español cuando canta, es que está jodido o poco le falta”, y, fíjate tú, he encontrado la canción que se ajusta a la crisis como un traje de neopreno a una pierna celulítica. Cantemos, amig@s, con Sabina todos a una (como en Fuenteovejuna).