La agarro y la llevo a mi cuarto. Es curioso pero lo primero que pruebo es la afinación que como todos supondréis se fue al garete. Cojo el afinador, la dejo perfecta y me encuentro con la unica herida de la guitarra, la cual es considerablemente importante. Las dos ruedas de los potenciometros de las pastillas se han petado, y concretamente el potenciometro inferior se ha desplazado un poco, ahora esta bailando un poco. Que mala sensación, que mal por dios, mi pequeña ha sufrido la peor herida de su ya larga vida junto a mi.
Al final me calmo y le pido a mi padre que me compre unos embellecedores. Esta mañana lo ha hecho y me trae de regalo una nueva correa para mi pobre guitarra, la cual solo ha lucido una cutre correa negra. Que ganas tengo de arreglarla y dejarla como nueva, porque la verdad se lo merece, casi la quiero como a un ser humano, siempre ha estado a mi lado, en los buenos y en los malos momentos, y me ha ayudado mucho a relajarme y a sentirme realizado cuando he sacado algun punteo o riff conocido. Pronto te mejorarás preciosa, vas a quedar como nueva, ya verás…