El domingo a eso de las tres y media dije adios a las vacaciones. A esas horas partí de Sants dirección a Vitoria donde me esperaba mi monotona vida como un informatico asalariado. Han sido 17 intensos días lejos del hogar, en una tierra maravillosa como es Cataluña, o Catalunya, como llaman los catalanes a su tierra. Muchas experiencias, algunas buenas y otras no tanto, pero por lo general unas maravillosas vacaciones.
El sindrome post vacacional existe, yo mismo lo estoy sufriendo. Es curioso como hace un par de años yo me reía cuando escuchaba hablar de ello, me resultaba algo increible que alguien pudiese afectarle tanto el regreso a la rutina. Para mi era algo impensable la verdad… hasta hace poco, ahora es una realidad, hecho de menos estar allí, despertarme con el amanecer viendo salir el sol tras Montjuic, pasear por el Raval, por las Ramblas o por el Passeig de Gracia. Aquello es divino… y estar sentado hoy frente al ordenador de mi curro es la ruina. Y hecho de menos mas cosas, las noches de fiesta en Salou, estar de la playa a la piscina y viceversa, el vaguear. Pero lo que mas hecho en falta es otra cosa, y eso son otras hierbas.
Tampoco va a ser todo malo, en apenas un mes y un día (parece una pena de carcel) volvemos a la ciudad condal. Aprovecharemos ese viaje para volver a desconectar de esta vida y conectarnos de nuevo con aquello. Y bueno, ya vendrán tiempos mejores, ayer fue peor el despertar la verdad, hoy ya me he despertado mas no sé, como con mas fuerzas, será cosa de ir haciendo callo otra vez.