¡Tetas!¡tetas!¡TETAS!

Llevo meses pidiéndoos ayuda para inspirarme a la hora de escribir posts. Desde el primer día me habéis pedido que hable sobre el tema, y como ya no sabía sobre qué hablar… pues nada, hablemos de tetas. Si eres hombre y controlas tus facultades físicas seguro que piensas en ello. Hasta los gays piensan en ello, algo que me sorprendió al saberlo. Fueron nuestro primer alimento, después pasaron a la sombra hasta que un día le crecieron a la compañera de pupitre y volvimos a tener fijación por ellas.

Hablo de tetas, de pechos, de lolas, mamellas, melones… llamadlos de una forma correcta o no, sea como sea la cosa es que a la mayoría de los hombres nos atraen hasta un punto enfermizo. No te engañes, no nos engañes, te atraen las tetas. Tranquilo, es algo instintivo, casi animal. ¿Por qué nos ocurre esto? vete tú a saber por qué, el caso es que en ocasiones, cuando disfrutamos del visionado de dos hermosos pechos nuestro yo interior pasa de ser un gafapasta a un hombre de Neandertal. No es nada malo, son rasgos animales de nuestra raza, no olvidemos que al fin y al cabo somos el animal más avanzado. Comemos, dormimos, vivimos en sociedades, nos reproducimos… y buscamos el placer en el sexo. Cada animal tiene sus propios reclamos sexuales, en el caso de la hembra humana entre otras cualidades están los pechos. Algunos dicen que es porque nos recuerdan a la reproducción, yo personalmente creo que es un reducto primario, un mecanismo cerebral que no hace otra cosa más que demostrarnos que somos animales. La evolución ha hecho que el frenesí sexual se convierta en algo más que un ritual de reproducción. El sexo es hoy en día una forma física de dar y recibir placer, incluso una forma de socializar.

Las tetas son además uno de los reclamos que más fácil se pueden lucir sin llegar a tener un incidente con los tabúes de las sociedad actual. Los escotes, los bikinis… no enseñan mucho, pero si lo suficiente como para que nuestro cerebro de macho alfa se dispare. ¿Somos simples en ese aspecto? me cuesta reconocerlo, pero muchas veces si. Antes el reclamo era puramente emocional o sexual, la mujer buscaba al hombre. Ahora, el publicista busca la atención del hombre por ejemplo. Son un gancho para el varón hetero sexualmente activo, un gran porcentaje de la sociedad actual. Aprovechamos esos caprichos de la naturaleza para sacar provecho, que cosas. Desde luego, lo nuestro con las tetas es una obsesión. Desde que nuestras hormonas empiezan a alterarse allá por la pubertad comienza la obsesión “tetil”.Es una atracción por lo “desconocido”, por disfrutar del objetivo de algo que carecemos. Incluso habrá una formula que demuestre esta fijación, pero yo mientras prefiero decir que es algo más simple, algo animal.

¿Qué te esperabas, un TOP 10 de mis tetas favoritas? :P