Ella y él: la llegada a Barcelona (parte 1)

(Éste es el primero de tres post que voy a publicar sobre el mejor momento de mi vida. Tal día como hoy en 2008 se empezó a escribir esta historia y bueno, me apetecía contárosla.)

Serían las diez casi de la noche cuando nuestro chico llegó a la estación de Sants, en Barcelona. Subiendo las escaleras que comunicaban las dársenas con el hall central de la estación su corazón empezó a acelerarse, quedaban unos pocos minutos para encontrarse con ella. Buscó y rebuscó entre la gente, pero no encontró a su chica. Cogió el teléfono y le llamó para saber donde estaba, y ella le dijo que le estaba viendo. El chico comenzó a buscar entre la gente, y en una de estas, detrás de un cartel encontró a alguien escondiéndose: era ella.

Los jóvenes se abrazaron y tímidamente se dieron un beso en las mejillas. Ambos se amaban, pero la timidez ganó esta partida. En sus miradas un brillo especial, ése que uno tiene cuando el amor está presente. Poco a poco emprendieron el camino al cercanías que les llevaría al hotel que él había cogido para pasar ese fin de semana en la ciudad condal. Durante los10 minutos de trayecto hasta Hospitalet, la pareja habló de cosas tontas, de temas que uno saca cuando no sabe qué decir, o si que lo sabe, pero es tan bonito y perfecto que sólo en la intimidad se puede decir. Cuando el tren llegó a su destino y la pareja salió de la estación, él se sentía abrumado. Estaba en una ciudad nueva, junto a la persona que amaba en un rinconcito precioso. Él recuerda aquel trayecto con cariño, lo sé de buena tinta, no dejó de observar cada una de las cosas que les rodeaba. Llegaron al hotel, les tocó una habitación del octavo piso, lo cual significaba que tendrían unas maravillosas vistas del Montjuic.

La habitación era preciosa. Era de estilo moderno, con una decoración exquisita, con todo tipo de detalles. Él abrió su maleta y dejó parte de la ropa colgada en el armario, ella mientras encendía el ordenador. Tras dejarlo todo en su sitio y refrescarse un poco, él se acercó a donde ella estaba, y la chica, desde la cama, le hizo un gesto para que se sentara a su lado. Mi amigo lo hizo, se sentó bien cerca de ella. Tras una mirada silenciosa de algunos segundos, él se lanzó a por sus labios y ella accedió a ser vencida. Sonaba la banda sonora de una de las películas que más le gustaban al chico, la banda sonora de “Alta Fidelidad”. Y fue en esa noche la primera vez que susurró un “te quiero” al oído, y fue también en esa noche la primera vez que él se sintió totalmente feliz en su vida. Y esto no había hecho más que empezar. La pareja durmió abrazada, una imagen que aún hoy al que os escribe le emociona recordar.

(Continuará…)