Diario de un píxel
El blog personal de @pixelillo

Spotlight o la belleza del periodismo

Anoche se entregaron los Oscar. Por fin el mundo del cine hizo justicia con Leonardo DiCaprio. Iñarritu volvió a llevarse la estatuilla a la mejor dirección. Sin embargo, El Renacido no se alzó como la mejor película del año. Ese título lo ostenta Spotlight, una película dirigida por Tom McCarthy, guionista de la animada Up. Para los entendidos y entendidas del séptimo arte, el Oscar de Spotlight resultó la sorpresa de la noche. Una película con muy buena recepción por la crítica pero que carecía del tirón mediático o propagandístico de otras. Anoche, y aprovechando que los lunes es el día del espectador, decidí que volvería al cine después de un tiempo. Al descubrir la sorpresa de la noche, decidí comprar mi entrada para ver Spotlight.

Sinceramente, he salido del cine con un tira y afloja interno. He oído que pecaba de lenta, de ser demasiado plana e insustancial como para merecerse un Oscar. Quizás mis prejuicios han hecho que durante cerca de hora y media piense que estaban en lo cierto, y que Spotlight no dejaba de ser una película más. Muy buena e interesante, pero sin ser una joya del séptimo arte.

Analizándola con más calma y tras un reposo, me he dado cuenta de lo interesante que es. Es una cinta clásica, con diálogos y que narra un hecho real. Carece de efectos especiales, de fuegos artificiales y parafernalia que muchas veces nos hace creer que son artes que requieren de un Oscar. No tiene la mejor fotografía, ni es particularmente bella. Spotlight cuenta una historia, y la cuenta muy bien. Trata un tema peliagudo sin llegar a ser pretenciosa o creadora de prejuicios. Cuenta lo que fue, punto. ¿Se merece un Oscar? mi opinión, que ni siquiera puede considerarse como de calidad, es que quizás haya mejores películas en la historia.

Puede que la Academia haya “hecho un Obama” con Spotlight. El ya casi presidente saliente de los Estados Unidos es ganador de un Nobel de la Paz. Un premio duramente criticado por muchos y muchas. Puede que Obama no haya sido el hombre de paz que todos esperaban. Puede que sus pretensiones fuesen demasiado altas, pero hay un hecho claro: generó esperanza a su sociedad. Ha puesto sobre la mesa debates tan controvertidos en América como las armas o la Sanidad Pública. Puede que su Nobel sea un homenaje para aquellos idealistas que luchan por hacer lo que sienten y que buscan un bien común.

Puede que el Oscar de Spotlight sea un homenaje a la prensa. Un reconocimiento al trabajo del periodismo clásico, el de investigación, el que busca la noticia por encima de la polémica y el panfleto barato. Si algo tiene esta película, es periodismo, la esencia pura de éste. Puede que el Oscar a Spotlight nos sirva para revivir el periodismo de verdad. Quizás sea útil para erradicar las aberraciones periodísticas que se están dando en los últimos tiempos, donde la figura del periodista se asocia más al del polemizador.  Hablo de esos medios que usan el odio o la confrontación como herramienta para crear noticias. Todo un mal endémico para esta profesión tan necesaria para que una sociedad siga siendo libre.

Quizás el Oscar de Spotlight nos ea merecido, o quizás si. Desde luego, nos ha hecho volver a querer al periodismo.