Diario de un píxel
El blog personal de @pixelillo

Bob

Bob acaba de cumplir 70 años. Parece que fue ayer, pero en realidad ha pasado más de media vida desde que arrancó su aventura. Mucho ha llovido desde aquellos primeros bolos en Greenwich Village neoyorquino. 50 años después, Bob sigue dando conciertos, pero éstos son más multitudinarios. Ahora este hombre llena cualquier recinto y cuelga el cartel de “no hay billetes”.

Han pasado 49 años desde que el genio de Duluth grabase su primer disco, Casi medio siglo y sus letras siguen siendo tan cercanas ahora como por aquel entonces. Porque Bob siempre ha hablado de cosas que por desgracia nunca pasan de moda. Ha hablado de libertad, de buscar respuestas, de sentirse bien… Ha hablado de injusticias, de situaciones ilógicas que hace 40 años tambaleaban la sociedad del momento y que hoy en día siguen igual. Bob siempre ha hablado de muchas cosas, pero siempre con su estilo, un estilo poético, amable y respetuoso a la par que reivindicativo.

Bob nunca ha sido un tipo normal. Tampoco lo ha buscado, ni lo necesita, puesto que no lo es. Es y será un genio de la música, un poeta melódico que puede presumir de haber compuesto algunas de las mejores canciones de la historia. Y todo ello desde su mundo, desde su círculo intimo. Porque Bob siempre ha sido una persona seria, introvertida, a veces incluso demasiado cerrada. Suele transmitir una sensación de persona huraña, tosca, pero dicen que tras esa fachada suele guardar detalles para sus seguidores. No es un tipo hablador en sus conciertos, ni da las gracias constantemente, ni miente cada noche al público diciendo que es el mejor que jamás haya tenido. Sale al escenario, toca y se va. Sus seguidores no necesitan mimos suyos, sólo su música. Dicen que quien va a verle una vez acaba repitiendo experiencia, algo que bueno, yo hasta cierto punto loo confirmo.

No es el mismo que en 1961, pero sigue transmitiendo las mismas buenas vibraciones. Bob ha perdido gran parte de su voz, pero sigue llegando al corazón con cada una de sus canciones. Apuesto a que mis hijos (y los tuyos) seguirán escuchando eso de  que “la respuesta está flotando en el aire”.

Felicidades, señor Dylan.

 

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