Diario de un píxel
El blog personal de @pixelillo

La llamada de dios… y tú comunicas

En la fauna de la calle encontramos muchos tipos de personas. Un grupo mítico son los mormones, esos chicos guiris que van en parejas y de vez en cuando te asaltan para conseguir que te unas a su iglesia. La mayoría de nosotros hemos sufrido un “ataque” de ellos, y mi primera vez ha llegado hoy. Os he de decir que ha sido de las situaciones más surrealistas de mi vida.

Ocho de la tarde. Iba caminando tranquilamente rumbo a casa cuando de repente dos mormones me paran. Lo primero que me dicen es que les gusta mi visera. Mal empiezan si me quieren ganar haciendo peloteo barato. Tras ello las preguntas de rigor, que si soy creyente, que qué es dios para mí, que sí creo en el más allá y todas esas chorradas. Yo les respondo diciendo que soy ateo, que no creo en dios y que no le doy muchas más vueltas a la creencia. De hecho me ha apetecido decirle que creo más en la isla de Perdidos que en dios, pero no me apetecía entrar tan destroyer en un intento en vano por lavar mi cerebro.

De los dos, el que más hablaba (el otro básicamente le ayudaba a intentarme llevar contra las cuerdas) me confirmaba que él había hablado con dios. Esto hizo que mi cabeza crease dos imágenes, una de este hablando por teléfono con dios y otra en mas casposa a lo española que recibe la llamada de la virgen. Él entonces me preguntó si alguna vez intenté hablar con dios, y yo le dije que “por desgracia, una vez lo intenté pero él comunicaba”. El pobre americano sonrió, y siguió buscando algún punto débil, y yo seguí rebatiéndole todo. Entonces su compañero dijo: “Si no ves el viento… ¿cómo sabes que existe?”. Tócate los pies… bueno, yo le respondí que si él creía en un pastor que dijo ser el elegido de dios por qué debía creer a él y no a otro. Ahí empezó el bamboleo de respuestas estúpidas. No sabían donde se habían metido, porque otra cosa no, pero verborrea puedo tener hasta el día del juicio final. Se creían que iba a bajar la guardia, que aceptaría un libro suyo, o una charla o algo así.

Vieron que era imposible hacer algo conmigo, por eso se despidieron amablemente y se fueron. Les dije que iba a ver el partido de ayer de la NBA, por lo que me preguntaron cómo iba la liga. Les dije que la final era Celtics-Lakers, y uno me dijo que era de los Jazz (lógico por otra parte) y que el otro era de Phoenix. En fin, por encima de las chorradas, esta charla me ha demostrado varias cosas, pero sobretodo en que machar religiones  tildan de graciosas las teorías evolutivas del hombre mientras ellos todo lo basan en el mero hecho de la fe. Como bien les he dicho a ellos: muchas veces, cuando hablamos de religión, las cosas son como cuando éramos críos y las cosas eran así porque papá lo decía. Para que una explicación lógica escrita cuando las pelotas del todopoderoso pueden gobernar…

No entraré en polémicas. No, no soy muy creyente ni soy muy religioso que digamos, aunque sí que es cierto que soy respetuoso con las creencias ajenas. Las religiones han conseguido la estabilidad y la alegría para muchas personas, pero también han sacado lo peor de nuestra historia moderna. Es un tema tan peliagudo y tan extenso que necesitaría cientos de posts para llegar a conclusiones, por lo que hagamos un trato: yo no hablo mucho más de esto y tú tampoco lo pides a diario, ¿vale?

3 comentarios

  1. Yo una vez les di un poco de palique a unos que vieron a mi casa (no me acuerdo que eran pero mormones no) y a los pocos dias, volvieron con una tía despampanante para que me convenciese.. en fin.. la gente se aburre en la vida.. en fin aqui este tío se fue a una uni religiosa sin ser creyente..

    (no hay subtitulos :( ) su web http://kevinroose.com/jonah/

  2. A mí me pasó algo curioso. Pero fue con testigos de Jehová. Estaba en casa de un amigo (yo tendría unos 15 años) y dos mujeres tocaron en la puerta. Eran testigas de Jehová. Al abrir y ver que éramos gente joven los ojos les hicieron chiribitas. Carne fácil de corromper (no tenían ni idea de lo que les esperaba). Comenzó el intento de arrastrarnos a su bando. Nosotros dos, aburridos, no sabíamos que hacer para largarlas de allí. De repente, el abuelo de mi amigo (que vivía en la casa de enfrente) salió a la calle y se nos quedó mirando. Cuando identificó la situación se acercó a nosotros y se quedó mirando a las mujeres. Acto seguido dijo:
    – Hola señoritas. ¿Qué tetas más bonitas que tienen ustedes no?
    La cara de las mujeres era un poema. Salieron de allí por patas!

  3. Mormones nunca me han asaltado, pero sí dos viejecitas del Opus Dei que llamaron a mi casa… Creedme, tener puesto Manowar a todo volumen y abrir con cara de sueño produce un efecto disuasorio la mar de eficaz.

    Por cierto, en Sevilla, en el barrio de El Cerezo, hay una iglesia mormona. No veas qué pedazo de chiringuito tienen montados los muy mormones, para que luego digan de la crisis…

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