Diario de un píxel
El blog personal de @pixelillo

en algodon, poliester o algodon natural

Con la chorrada de haber hablado de los chandales en el post previo a este, se me ha abeirto la morriña de escribir sobre la mejor prenda inventada hasta el momento, a años luz del tanga de hilo, de las bragas comestibles, de las camisas hawaianas y de los calzoncillos de pata larga. Hablo de nuestro amigo el chandal, la prenda que bien lucida puede servir para cualquier momento de nuestra vida.

Y yo creo que este elemento textil se nos implanta a temprana edad, desde que se co ienza la primaria, será nuestro aliado contra el frio y el calor, y todo tipo de manchas, a saber: las de chorizo del bocata de las meriendas, las de barro por jugar a “mundialito” en el parque, las horas tirado e el suelo de casa jugando a los playmobil, la nocilla… joder, menos de lefilla se manchará de todo en esos años. Eso si, el trote, el uso dado en esos años a semejante vestuario selecto (normalmente comprado en la tienda del barrio, con personajes de moda de dibujos animados como fueron Wally, espinete o subproductos de disney, warner o Hanna Barbera…) es tremendo, y por el roce de nuestro cuerpo con otros elementos como son el suelo del polideportivo, de nuestra casa, del cole o del patio hace stragos en el tejido, por lo que nuestras madres no perdian ni un minuto y corrian a la drogueria en busca de parches para tapar los pequeños “abujeros” (por aquella epoca no sabemos vocalizar ni abujeros ni almondigas ni cocletas) de nuestros chandales. Creo que en España ningún niño de clase baja media ha crecido sin haber tenido un chandal de este tipo, es un clásico de la infancia peninsular (e insular).

ningún integrante de la foto ha llegado a perder el virgo a día de hoy”

Las cosas mejoran con el tiempo, y mientras crecemos nuestras madres van poco a poco perdiendo el poder de nuestro uniformado. Vamos cojiendo poder, ya vamos al baño solos, y solos nos vestimos. Por eso añadimos otro elemento aún mas genial: el vaquero de Alcampo o Eroski de 1995 pesetas (11.90 € al cambio). Pero aún seguimos utilizando el chandal, en nuestro equipo de futbito, cuando vamos a clase de gimnasia, y en la vida diaria en general. Esta es la fase llamada “Mayoral”. Nuestra juventud e infancia no hubiese sido lo mismo de no haber sido por la empresa Mayoral. Era el pijerio del barrio, la ropa con la que las niñas se te acercaban y te besaban, el atuendo del campeón. Luego vemos como abandonamos la mierda de mayoral y pasamos a la etapa “pijo-sport”, dodne sabemos que lo caro es lo mas guapo, y si no tenemos chandales Adidas (los mas miticos), o Nike, nuestro status social, tanto en la vecindad como en el patio de la escuela baja.

“el poliester, la licra y el tactel han avanzado mucho en los 90…”

Aunque hay que reconocer que si nosotros lo hemos sabido (y lo sabemos) vestir, las personas que mas glamour le han dado han sido y siempre serán las marujonas. Esta especie femenina solo se ha llegado a desarrollar en España (por suerte o por desgracia). Mujeres con dos litros de laca en el eplo, recien salidas de la peluqueria, camino del mercado con el carrito de la compra en una mano y en la otra su enorme cartera, en busqueda de las sardinas para comer, los garbanzos, la mortadela y chorizo para los bocatas y la chistorra para su marido. En una gama de amplios colores fosforitos y horeteras, disponias tambien de amplias variedades de tejidos, desde el clásico algodon hasta el futurista Tactel, pasando por los aterciopelados y los de poliester, los peores en altas temperaturas, comprados en boutiques de alta costura de la sección mujer de alcampo, han supuesto un traje de gala, un uniforme de oro para la ama de casa española en los ultimos 20 años. Los hombres lo llevaron, y es un simbolo de dominguero, junto con la camisa interior blanca sudada, o vestidos con él en la tasca de Manolo, debajo de casa, pero no le hans abido sacar todo el glamour que ellas si supieron sacarle, lo sentimos por ellos.

En fin, menuda cronica y oda al chandal. Se nota que no me gusta mucho, o si, que cojones.

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